Redacción Deportes, 27 nov (EFE).- Ni Kylian Mbappé, ni Jude Bellingham, ni la magia de Arda Güler, ni las paradas de Thibaut Courtois pudieron con el Liverpool, equipo que los doblegó 2 x 0 en duelo correspondiente a la Champions League.
Al Real Madrid no le quedó ni suerte, ni épica, ni sobre todo fútbol para competirle al mejor equipo de Europa. La derrota, lógica, pero no por ello menos dolorosa, deja a los blancos en el borde de un sonrojo histórico: no meterse en octavos de final.
Con seis puntos de quince posibles, el Real Madrid ya está inmerso en la peor fase de grupos de su historia en la Champions League. Para su fortuna, es también la más extensa, por
lo que tiene tres partidos por delante para aliviar la herida y meterse, al menos, en la ronda extra de dieciseisavos.
Un premio, por llamarlo de alguna manera, insuficiente para el vigente campeón. El equipo que aún tiene la copa en casa, pero que juega como si no supiera lo que es levantar una 'orejona'.
Porque una cosa es vencer a Osasuna y Leganés y otra es visitar Anfield ante el mejor equipo de Europa. Ese que ha logrado, entre Premier y Champions, 46 de 51 puntos posibles. El optimismo de los de Carlo Ancelotti, que lo veían como una oportunidad para despegar una temporada hasta el momento tétrica, fue descuajeringado rápidamente por el fútbol de los de Arne Slot.